El día comienza con un buen madrugón, ya que me he comprometido con Mathy a acompañarle a pasear los perros. Después de un buen café, nos dirigimos al camino Real que va desde Morro jable hasta Cofete. Los perros disfrutan del paseo (más de una hora) y yo de los espectaculares paisajes de la Punta de Jandia, del cementerio de Morro jable y de una buena caminata matutina (siempre muy recomendable)
De vuelta a casa desayunamos y nos dirigimos a alquiler de furgonetas en Las Palmas para poder realizar nuestra excursión por la isla de Fuerteventura.
Es muy emocionante volver a un paraje natural que siempre me ha fascinado, la naturaleza salvaje de las playas de Cofete, junto al constante viento, las nubes, las montañas que mueren en el mar, el cementerio de los marineros sin nombre (desgraciadamente muy descuidado y sin leyenda que nos explique su historia) y principalmente la Casa Winter hacen de Cofete un lugar único en el mundo.
Para estos viajes por la isla de fuerteventura tambien recomendamos Carsharing Las Palmas ,una excelente opcion para viajar.
Como era de esperar, hay fuerte marejada y muchísimas nubes. Estamos solos, aunque a lo lejos se divisa una “caravana” de 4×4 lleno de guiris que van bajando desde el mirador hasta el restaurante que está situado en el pequeño núcleo poblacional de Cofete. Mathy se va a dar un paseo y yo, aprovecho y entro en el cementerio. Es una pena ver latas de cervezas y mucho plástico en dicho cementerio, en donde habitan miles de historias de marineros que dieron su vida en el mar. Cruces cochambrosa hechas de madera, tumbas tapadas por arena, no hay nombres en las lápidas, ni flores…ni vida.
Después de un rato tumbado en una pequeña montaña de arena dentro del cementerio, imaginándome historias de piratas, marineros, guerreros etc…mathy aparece y me dice que nos vayamos a la Casa Winter, a unos 15 minutos de la Playa. Para allá vamos, a medida que nos vamos acercando viene a mi mente numerosas historias que giran en torno a tan emblemático lugar. Justamente hace un año, me leía el libro de Vázquez Figueroa “Fuerteventura” que trata sobre como la casa es utilizada durante la II Guerra Mundial como centro de descanso de los oficiales submarinos del III Reich. Es un libro muy recomendable para entender un poco todas las historias que circulan por Fuerteventura sobre la Casa Winter.
Después de 20 minutos caminando desde la playa, llegamos a la Casa Winter. Desgraciadamente la casa está en ruinas, pertenece a Lopesan, pero en ella viven los cuidadores de la casa desde los años 40. Dos ancianos con ciertos problemas mentales y que son ayudados por un sobrino que ha venido de Tenerife para luchar por la verdad de la Casa Winter. Me presento al sobrino y le comento que soy periodista y que vengo a escribir un artículo sobre la Casa Winter, en un primero momento me hecha un pequeño discurso sobre los periodistas que han venido a la casa a escribir sobre sus secretos y que al final cuentan la historia como a ellos más le conviene.
Después de este discurso anti periodista, le digo que yo voy por libre, que soy FreeLancer y que no pertenezco a ningún medio en concreto, que sólo me debo a mis lectores. Pedro Formoso lleva dos años luchando por sacar a la luz la verdad de La Casa Winter. Según su versión, Los Winter construyeron la casa en 1940 y contrataron a sus tíos, apenas niños y con cierta discapacidad mental para que cuidaran de la casa y lo tuvieran todo preparado para posibles visitas. Hace años que la finca y todo el entorno natural de Cofete fue vendido a Lopesan, que en un primer momento intento echar a los cuidadores de la Casa Winter, a lo que se negaron…y en esas están hoy en día. Pedro nos va enseñando la Casa poco a poco, nos cuenta donde estaba la piscina, los posibles bunkers (a los que lógicamente no puede acceder sin un permiso del Cabildo Majorero que se le niega), la historia de los oficiales, el aeropuerto, la Torre de control en forma de Torreón, los cables de la época de potentísimos equipos de radio etc… Pero lo mejor, nos lo deja para el final, las habitaciones secretas de la Casa Winter, donde según él, y después de que los Alemanes perdieran la II Guerra Mundial, muchos oficiales y altos cargos del ejército Nazi, pasaban por la Casa Winter para realizar operaciones de cirugía estética para marchar posteriormente a Argentina o Brasil con una nueva personalidad. Tanto a Mathy como a mí, se nos puso la piel de gallina al ver estas habitaciones con apenas una entrada de 1 metro de alto por 50 centímetros de ancho y escondidas detrás del granero de la casa. En alguna de las habitaciones se podían ver elementos decorativos de la moda alemana de aquella época, como una lámpara alemana o una mesilla de noche.
Estas habitaciones, sin ventanas, eran utilizadas por los altos cargos alemanes después de las operaciones, ya que no podían ver el sol para que no se les estropeara la cirugía estética.
Es ya al mediodía y la guagua que va hacia Punta de Jandia se nos ha escapado. Caminamos de vuelta a la playa de Cofete cuando una chica, que va en un coche y que ha ido a visitar la Casa de los Winter, nos pará y nos pregunta si sabemos llegar a una playa…y yo, aunque no tengo ni idea, le digo que sí, y que se nos ha escapado la guagua y que si nos podría alcanzar hasta Punta de Jandia. Ella accede encantada y nos metemos en su coche rumbo a la aventura, con la sorpresa que a los 5 minutos me pregunta… ¿tú no eres el de Mundo Pura Vida?
Un poco tímido, le digo que sí, y como es de Las Palmas de Gran Canaria, rápidamente nos ponemos al día de la gente que tenemos en común, de nuestras historias etc…después de unas fotos en el Mirador de Cofete, nos vamos a Punta de Jandia donde el sol luce en todo su esplendor, donde la mar es una piscina y donde nos espera “El mejor caldo de pescado del Mundo”. Unas cervezas, unos baños previos y a comeeeeeeeeeeeer!!!!!!!! La comida está exquisita, el Caldo lo acompañamos con una fresca ensalada, un poco de queso y unas papas arrugadas…sobre Caldo, así que la cena ya está asegurada.
Después de una buena sobremesa, María, que así se llama nuestra amiga de Las Palmas, nos sugiere visitar la “Playa de los Ojos”, aceptamos gustosamente y nos quedamos maravillados de la playa…allí leemos, dormimos siesta, caminamos, jugamos con Pi, nos reímos y nos bañamos…un auténtico paraíso, en el que apenas hay 3 personas más y en donde disfrutamos una tarde para recordar….ya son las 7.30 y decidimos volver a casa, María nos lleva amablemente, nos dejamos los móviles para intercambiarnos las fotos y volver a quedar esos días…después de un último paseo con los perros de mathy…y de cenar lo que nos había sobrado del pescado…me despido de mis anfitriones y me marcho a dormir a mi sofá-cama.