Los últimos días en Lamin han sido muy intensos, no me gustan especialmente las despedidas, así que he intentado disfrutar al máximo cada momento y retenerlo en mi memoria. El viernes fue el día de África en el colegio, en el que los profesores visten sus trajes típicos. También vino una representante de Los antiguos alumnos del colegio que me trajeron la filosofía de su Ong y les dimos una serie de patrones de ropa que pueden vender en Europa. Por la tarde hemos preparado una cena para los amigos de Aseda Gambia, del Colegio Canario Lamin, los médicos cubanos y como no, los niños, omnipresentes en toda esta aventura. También he tenido tiempo de visitar un pequeño paraíso a las afueras de Lamín. Es una cabaña-restaurante justo en un manglar (muy cerca de la casa de los voluntarios, por si alguien se anima)